El descubrimiento de Antonio

La historia de cómo el señor Antonio Hernández encontró una cueva y cómo su descubrimiento evolucionó al pasar los años

Antonio Hernández, era un joven minero que trabajaba en una vieja cantera en 1943. Un día, como de costumbre se encontraba perforando, hasta que de pronto, golpeó una zona distinta donde se hizo un agujero grande. Había descubierto una nueva cueva.

Antes de avisarle a sus compañeros y jefes, oyó la voz de una persona desconocida que lo llamaba desde dentro. “Toño” se escabulló dentro de la caverna siguiendo el misterioso alarido. Ahí halló el cuerpo un antiguo de un hombre, al cual dejó allí por terror.

El chico notificó sobre el descubrimiento, junto con el organismo, por lo que avisaron a las autoridades, quienes llevaron distintos arqueólogos y antropológicos conocidos. Pasados los años, el muchacho no pudo ver en lo que se convirtió su revelación, pero si sus hijos.

Roberto Hernández, su hijo, pronto se enteró que aquella gruta había sido utilizada como depósito de basura, por lo que decidió actuar rápido. Hizo un reporte a la administración municipal y aceptaron limpiar la cantera por allá de 1996.

Un lapso después, la cueva fue adaptada como lugar turístico, que estuvo en funcionamiento por muchos años. Al final, el deseo del sucesor de Hernández se cumplió, el descubrimiento de su padre había valido la pena.



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